Es mi miedo e intenta devorarme como un lobo hambriento esperando a que caiga la noche y muestre mi debilidad. Me conoce bien y sabe, que detrás de mi fortaleza, solo se esconde una niña hambrienta de abrazos y miradas que lo digan todo. Una niña y una adulta mujer, pues ambas dos son lo mismo dentro de mí.
Y cada amanecer, a pesar de este miedo que no me da tregua, vuelvo a reinventarme, agradezco cada despertar y los dones que me han sido dados. Todas las vidas que se me han permitido vivir dentro de esta. Me miro a mí misma con la bondad necesaria para poder hacerlo con los demás.
Con la bondad de los que se enfrentan al miedo y aspiran poder derrotarlo alguna vez...
No hay comentarios:
Publicar un comentario