domingo, 31 de agosto de 2025




















No me hablo con él, sé que forma parte de mis sombras y no consigo dejarlo atrás en mi camino. 
A veces me intenta estrangular por la garganta, y mi pecho se encoge con visiones de lo que pudo ser y no fue, de lo que pude ser y no fui.


Es mi miedo e intenta devorarme como un lobo hambriento esperando a que caiga la noche y muestre mi debilidad. Me conoce bien y sabe, que detrás de mi fortaleza, solo se esconde una niña hambrienta de abrazos y miradas que lo digan todo. Una niña y una adulta mujer, pues ambas dos son lo mismo dentro de mí.

Y cada amanecer, a pesar de este miedo que no me da tregua, vuelvo a reinventarme, agradezco cada despertar y los dones que me han sido dados. Todas las vidas que se me han permitido vivir dentro de esta. Me miro a mí misma con la bondad necesaria para poder hacerlo con los demás.


Con la bondad  de los que se enfrentan al miedo y aspiran  poder derrotarlo alguna vez...





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