domingo, 21 de septiembre de 2014

Abuelo







 

Gracias a Silvio manuel Rodriguez, por compartir este video, y permitirme disfrutar de un músico al que no conocía.








ABUELO.

Hoy no  sé porqué, me acorde de ti, no suelo nombrarte, quizás porque siempre  fuiste la sombra de la abuela…  
 Ella ocupó tanto hueco en mi corazón que  me hizo olvidarte sin querer. Me puse a recordar momentos juntos, tuyos y míos, nuestros…

 ¿Recuerdas? Cuando ponías tu flamante  radiocasete, y no me dejabas que me acercara, no sea que fuera a estropearlo. Escuchabas flamenco: Juan Valderrama, Dolores Abril, con su tema “Pelea en broma”, La niña de la Puebla, Perlita de Huelva etc.
 A mí de tanto oírlos, casi que me gustaban. Te veo sonriéndome, mientras escuchas el fandango, apuntándome hacia el radiocasete para que escuche atenta, la estrofa que tanto te gustaba. 

 ¿Recuerdas? Cuando iba a tu casa a comer, salías a la puerta, y te encontraba esperándome, mirando el reloj,  impaciente por verme llegar, siempre con una sonrisa en los labios. Sabía, era consciente de que te hacía feliz, y durante la comida, mi charla era incesante, esperando siempre tu aprobación, donde asentías con una sonrisa a todo lo que te contaba.

Dicen que tenías mal genio, pero a mí nunca me lo mostraste, cuando algo no te gustaba, sólo movías la cabeza en señal de desacuerdo, y con eso bastaba.

¿Recuerdas? Tu casa, tan grande, como aprovechaba la hora de la siesta, para adentrarme en las habitaciones que nunca se abrían, porque  en esa casa en la que hubo tanta vida, ya sólo quedabais vosotros. Abría  armarios,  y entre sus cajones, buscaba  la pruebas del delito, cartas de amor, secretos de familia, nunca tuve suerte… 

¿Recuerdas? Cuando murió la abuela, después de sesenta años casados, fue tal tu dolor, que dejaste de conocernos, perdiste la consciencia a propósito, estoy segura. Comenzaste a morir desde el momento en que  lo hizo ella.

Cuando iba a visitarte y nos quedábamos a solas, parecía como si recobraras la consciencia por unos minutos, y  me decías “ya me voy, me queda poco de estar aquí”, todo  esto lo decías sin pena, sonriendo.

Te fuiste a los sesenta días de ella, después de 60 años juntos, la sobreviviste sesenta días…





5 comentarios:

  1. Siendo estudiante, tuve de compañero de piso apenas durante cuatro meses a un joven unos cuatro años mayor que yo (y yo entonces contaba veinte). Aun siendo como esos que tienen ocho apellidos vascos, hacía lo mismo que tu abuelo: ponía en marcha el radiocasette y me mandaba callar, subrayando con el dedo el devenir de los cantares de Camarón, de El Chocolate y de Tía Anita la Piriñaca.
    Mi amigo, Josu, murió de cáncer unos meses después de aquello. Creo que desde entonces estaba esperando a tu abuelo en el cielo donde acaban los flamencos de corazón.
    Besos.

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    1. Gracias Luis de nuevo, por dejar tú comentario por aquí.

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  2. Muy lindo lo que has escrito de tu abuelo, si El pudiera leerlo estaría muy orgulloso de ti, estoy segura.Cariños.

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    1. Gracias Virgina, creo que si, que le gustaría, siempre fui una de sus nietas preferidas.

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  3. Un homenaje entrañable a tu abuelo. Me ha gustado mucho. Un saludo.

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