Vivir en la ignorancia por costumbre,
sintiendo la conciencia como un cisma
que lejos de saberes te apenumbre.
Todo debido al ego, que salumbre,
se revuelve formando una marisma
donde el verbo carece de carisma
sin nada talentoso que lo encumbre.
Qué absurdo ser feliz en las aceras,
desde allí no se alcanza a los luceros,
ni el sol calienta como tú concibes.
Camina lenta aunque sin esperas,
buscando sin cesar por los senderos,
que tu voz se revele en lo que escribes.