martes, 16 de junio de 2015

Desnuda

























Esquivo las preguntas 
y escondo a la memoria los fracasos
que voraces, reclaman su lugar
golpeando mi piel.

La sonrisa claudica y se ausenta de mí
y de esta lluvia amarga,
que no permite siembra ni cosecha.

Camino sin promesas de futuro,
desnuda de emociones
que puedan protegerme
y reniego de abrazos afligidos
que atan las historias de tiempos invisibles.


Intuyo mi evasión
en la absurda impostura que me cubre,
aunque no sé si quiero liberarme
del círculo vicioso de tus ojos.





Pulsiones




























Los acentos no marcan mis pulsiones
y desordenan versos que te nombran
sin hallar solución.

No sé en qué momento fuimos lucha
siendo la oveja más feroz que el lobo,
cuando en ella jamás hubo osadía.

Hoy, soy sólo susurro del tornado
que te envolvió furiosa
agitando conciencias.

Nunca dejé de ser tan sólo frágil
y aunque mis líneas muestren vanidad
profetizo mi término en silencio.






Maraña





















No entiendo esta maraña que a menudo
se mueve en el planeta de los versos
donde la misma historia se repite,
poema tras poema siempre igual:

“ Suelo ser muy sincero y no me gustas”
“Pero tú escribiste sin pensarlo”
"Me emocionaste tanto, reconozco”
“Pues te agradezco mucho la opinión”.

¿Cómo encontrar aquello que defina
realmente la esencia de lo escrito
cuando todos sentimos diferente?

La poesía alumbra mi jornada
y con ella descubro mis paisajes,
me guste o no me guste, me revela .




Hasta Cuando.























Abrasa este silencio que me impongo.
Conformando mi duelo sin palabras
se contagia mi vientre del lamento
y me pesa hasta el cuerpo que me envuelve.

Allá, en lo indecible de mi boca
el grito impronunciable de tu nombre
y la  amarga derrota que destruye
de nuevo a la utopía del amor.

Nadie me advierte, soy sólo presencia
buscando guarecerse en lo invisible
de los días sin causas ni motivos.

Cansada de este hastío me pregunto:
¿Hasta cuándo la culpa que mutila
y rebelde se impone al arcoíris?





Regreso



























Me pregunto la causa elemental
por la que me gobierno sin medir
el efecto caduco de esta historia
desde el primer momento de inventarnos.

Todo es irreal, incoherente.
Sin embargo, transito emocionada
por los mismos parajes recorridos
que en silencio troncaron mi ilusión.

Y me impongo el castigo una vez más
por sentir lo que siento. Por amarte,
me declaro culpable con propósito.

Dejé la herida abierta con la huella
de nostalgia cubriendo mis rutinas.
No debió sorprenderme tu regreso.







sábado, 13 de junio de 2015

A mí hijo





13 de junio de 1997, festividad de San Antonio. El miedo ante lo que se aproxima me acompaña camino del hospital, pues en unas horas, si todo sale como lo previsto, daré a luz y podré conocerte al fin. Cesaron las charlas que durante nueve meses crearon nuestro vínculo y donde sólo pude acariciarte a través de mi piel.

Tenemos previsto llamarte Eduardo porque serás el segundo y me toca elegir a mí. Papá dice que no cree que pueda llegar a quererte tanto como quiere a tú hermano mayor, no se imagina aún la relación tan cómplice y amorosa que tendréis entre ambos.

El parto se complica por diversos motivos y en un arrebato decido ponerte por nombre a los pocos días de nacer Eduardo Antonio. Con ese nombre te quedaste, ese es el nombre que te acompañará mientras tú quieras, aunque en casa sólo seas  "Edu".

De pequeño ya estuviste varias veces en el hospital pues la salud siempre fue tu punto débil, ahora, sin embargo,debes inclinar la cabeza para que tus besos lleguen a mi rostro.


Te vas, en unos meses te vas tú también y me pregunto qué haré sin tú presencia el próximo invierno. No hay respuesta pero intuyo que el tiempo me acostumbrará a una nueva ausencia.

 Volver la vista a tu niñez es encontrarme con tus sonrisas, ver tu adolescencia delante de mis ojos, me lleva a desencuentros que siempre terminaron en abrazos. Encontrarte ahora convertido en un joven maduro y afectuoso no me sorprende, sólo temo que te dañen demasiado. 

Hoy cumples dieciocho y me gustaría poder agradecerte todo el amor que nos has dado, pero no sé que me sucede cuando te pienso,que no puedo plasmar en palabras nada realmente hermoso y me dejo llevar por  las emociones al escribir. Es tanta la fortuna que tuvimos contigo que a veces temo perderla.


Sólo puedo decirte que te quiero, sólo puedo demostrarte que te amo.