lunes, 27 de julio de 2015

Juguemos

















¿Qué nos produce este malestar
en que se hace forzosa la batalla continua?

Discordias que atraviesan nuestro orgullo
y nos dejan estigmas en el tiempo.

Renuncio a las palabras de mi boca
si me alejan de ti y la alegría,
volviendo a ser locura
en el utópico planeta de los justos.


Sólo quiero jugar a sonreír
en los labios de aquel que indulta mis fracasos
y poder convertirme en compañera
de afectos sempiternos.



Ausencia




















Llamo a tu puerta en el silencio inmune
de la melancolía sin excusas,
nada portan mis manos
vacías de ilusiones:

tan solo a mí,
ofrenda de cariño
si es que soy suficiente.

Mis versos son escasos de palabras
y la osadía es mi compañera
cuando decido componerte en forma
de caricia.

Intuyo que la espera se alargó
demasiado en el tiempo
y el corazón se oprime por la ausencia
de esa voz que me nombra sin designio.

Y en el amanecer, cuando te busco
siempre me encuentro.


lunes, 20 de julio de 2015

Lejanía






























Fuimos indiferencia en lo lejano,
proyecto inexistente de caricias
entre  dos corazones sin malicias
que evocaban amor entre lo arcano.

Fuimos  espejos ciegos de injusticias
hasta el instante donde  lo liviano
arrastró al orgullo  de lo humano
malogrando ilusiones vitalicias.

Y el tiempo, que compuso los destrozos,
 nos absolvió de culpa porque quiso
ser sólo amanecer sin más sollozos.

Acompasemos  juntos, sin permiso,
los versos que nos muestran con esbozos
las palabras que implican compromiso.



Manuel Martínez Barcia

Portavoces del tiempo que nunca supo amar
los cánticos sutiles, la noble procedencia
donde lírica y sol surcan lo impenetrable.
Igual que si mi pulso latiera un memorándum,

permanezco a la escucha del silente aleteo
que tú quieres volar en pájaros veloces,
como si fuera el sur penúltimo confín,
lo que ya sin aliento renace infinitud.

Intuyo en tus palabras rasgos de lo que soy,
a ese hombre perdido que busca eternamente
la sombra titular de su escenografía,

o quizá la mujer que ansíe los crepúsculos
mientras sueños y noche se visten con las formas
del aire en una flor, a ras de nupcias casi...



domingo, 19 de julio de 2015

Momentos
























Soy de un amor tan de antaño
que ni yo misma me explico
como sin querer claudico
a veces ante el engaño.
Y sólo sé que te extraño
aunque no más que a tus ojos
los que quitan mis enojos
y surcan mi piel desierta.
Ya no quiero seguir muerta
me libero de cerrojos.


Me dejo querer, consiento
desnudarme poco a poco
y en silencio te provoco
sólo con el pensamiento.
Vivamos este momento
como si hubiera existido
dándole un total sentido
al roce que nos invade.
Que no hay nadie que degrade
este amor recién nacido.





sábado, 18 de julio de 2015

Música


















Carmen Jiménez

La música transcribe sentimientos
y con sus melodías nos conduce
por mágicas historias que convergen
en senderos de luz que nos traspasan.

Reniego de los grises melancólicos
y vuelvo a repoblarme de emociones
en color, que iluminan mi semblante
buscando tu sonrisa entre los rojos.

No hay confusión eterna que invalide
al amor, que intuitivo, me gobierna
siempre al sur olvidando mis fracasos.

Porque las oraciones resucitan
pensamientos de paz, me reivindico
compañera del alma, siempre tuya.


Manuel Martínez Barcia

Es fácil abolir el tiempo que separa
cada instante fugaz de los relojes rotos
que apenas señalaron giros a contraluz
desprovistos de horas, de días y de noches.

Imposible saber si nosotros cabíamos
en la honda espesura del vientre del amor
cuando era el silencio caricia inútilmente
de recursos alzados al tacto sin memoria.

Acaso sea el futuro capaz de sorprendernos
con presentes cargados de música e ilusión,
arcoíris que ver, si así tú lo deseas,

mientras tanto seremos espacio compartido,
a veces el sabor de lo vivificante,
mas nunca soledad si beso yo el carmín.






domingo, 12 de julio de 2015

Un mal día
















Comienzo el día construyendo en mi mente un mal verso: “Amo tanto la vida que quisiera morirme”.

Mi voz no se oye, pero no podría haberlo dicho más alto. No entiendo a qué viene este simulacro de pena tan honda que me martillea las sienes.

Deduzco que este pensamiento aflora por la infelicidad que llevo adentro, y lamento los días malgastados sin existirme que habrían sido diferentes sólo con haberle dado a la vida merecidas muestras de amor.


 No soporto el dolor ni la tristeza y sin embargo me contagio cada poco tiempo. Quizás se deba a que voy en busca de una pasión tras otra, intentando que permanezca en mí. La rutina me mata en silencio y sufro por no amarte como te mereces.

Amo tanto la vida que quisiera morirme por no poder vivirla apasionadamente.