Fuimos indiferencia en lo lejano,
proyecto inexistente de caricias
entre dos corazones sin malicias
que evocaban amor entre lo arcano.
Fuimos espejos ciegos de injusticias
hasta el instante donde lo liviano
arrastró al orgullo de lo humano
malogrando ilusiones vitalicias.
Y el tiempo, que compuso los destrozos,
nos absolvió de culpa porque quiso
ser sólo amanecer sin más sollozos.
Acompasemos juntos, sin permiso,
los versos que nos muestran con esbozos
las palabras que implican compromiso.
Manuel Martínez Barcia
Portavoces del tiempo que nunca supo amar
los cánticos sutiles, la noble procedencia
donde lírica y sol surcan lo impenetrable.
Igual que si mi pulso latiera un memorándum,
permanezco a la escucha del silente aleteo
que tú quieres volar en pájaros veloces,
como si fuera el sur penúltimo confín,
lo que ya sin aliento renace infinitud.
Intuyo en tus palabras rasgos de lo que soy,
a ese hombre perdido que busca eternamente
la sombra titular de su escenografía,
o quizá la mujer que ansíe los crepúsculos
mientras sueños y noche se visten con las formas
del aire en una flor, a ras de nupcias casi...