domingo, 3 de septiembre de 2017

Blanco y negro.

















Exhausta de principios que me arropen y den impulso nuevamente, siento como mi vida volvió a quedarse en blanco y negro sin ningún color que pueda alegrarla.

Me consta que aprendemos desde el fracaso, pero no sé que lección debo aprender esta vez. Aún no lo sé. Eso si, estoy segura de que este año sacaré nota alta en decepciones y nuevos comienzos. 

Soy la eterna Sísifo por antonomasia y ahora, en estos instantes, solo tengo ganas de rendirme, dejarme llevar por el silencio y rogar para que este dolor pase pronto.

Soy una romántica de libro dicen mis amigos, una adolescente cuando se trata de sentir al amor, tanto, que no vi las señales del distanciamiento, eso es lo que más tristeza me causa. Saber que esos ojos que me miraron las últimas veces no mostraron lo que su corazón sentía.

Ahora entiendo a aquellos que valoran de una forma exagerada la sinceridad o la honestidad en el otro, creo que lo hacen porque a veces carecen de ella o no saben defenderla como se merece.

Mi verdad no es la verdad de los demás, claro que no, pero es la mía y mis dedos siempre  acariciaron su nuca con todo mi amor, le mostré mi alma en cada mirada que intercambiamos o en cada beso  que nos dimos.

Solo me queda el consuelo de haber amado desde la sinceridad de mi corazón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario