Presiento que los versos se apagaron
y quedaron tan solo las cenizas
de pájaros nostálgicos y esquivos
huyendo de esta escarcha.
Nada y todo me impedirá
ausentarme a través de este silencio,
como si la palabra enmudeciera
ante el dolor del gesto que fracasa.
Percibo el descalabro de mi piel
y la mirada gris que me trasnocha,
mientras anhelo como una niña
que regrese el milagro de la lluvia.
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