La música en silencio se apodera de alma
para nombrarte a solas desde la soledad
premeditada de cualquier rincón
recreando la ausencia de tu sombra.
Almaceno retales de palabras
que huyen de tu boca y se dirigen
a los huecos perdidos de mis ojos
porque intuyen mañanas sin destino.
No me quedan ya tardes de crepúsculos
en mi vestido azul de primavera
ni mares con olor a gaviotas
que crucen a través de mis desiertos.
Si tú no estás presente, ya no quiero volar
y me olvido de que una vez fui pájaro
volando en libertad desde mis versos,
me olvido de que siempre quise ser
la que fui en mis poemas.
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