enredado en los pasos de su baile
no siempre se burló de la ignorancia
con la que fui incendiando mis futuros.
Muchas veces, la vida se acercó
a exhalarme su aliento a rebeldía
y sanó con tus ganas de quererme
la frialdad de mi piel y sus costumbres.
Y desde mi presente, si te miro,
un fragmento de amor se balancea
sobre mis ojos y sus cicatrices.
Que no se marche la ternura frágil
de nuestro planisferio, que no sufra
desprecios la caricia que nos nombra.
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