lunes, 30 de septiembre de 2024

Desde mi amor.

 

Entiendo que se hable del dolor,
lo acepto como parte del proceso,
es necesario un duelo que nos cure
en medio de la noche melancólica,
donde, con la certeza exacta de la muerte,
aprendemos, al fin, a perder lo que más amamos.

Entonces, te das cuenta, y sólo entonces,
que ya no volverás a sostener sus manos
entre las tuyas.

Que todo va muriendo lentamente,
y a veces, demasiado veloz.
Nada se puede hacer
ante la certidumbre de lo efímero.

Si puedo decidir, que seas mi tesoro,
por siempre en mis recuerdos,
que tus ojos persigan a los míos,
que los míos anhelen a los tuyos,
desde el amor que ambas nos profesamos juntas

De madre a hija,
de hija a madre.




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