Ya no aparece la foto en tu perfil de WhatsApp, lo que da a entender que me has bloqueado. En todos estos años de relación, nunca lo hiciste antes, a pesar de haberlo hecho yo miles de veces contigo.
Cuánto dolor te he causado, ¿verdad?
Muchos días ya sin saber absolutamente nada de ti y comienzo a sentir el largo, frío y gris invierno de tu ausencia. Padezco, sin poder evitarlo, la melancolía que ha dejado tu amor al marcharse. La despedida definitiva de nuestra historia ha llegado finalmente, y escribirlo, me ayuda a ratificarlo.
Sería una hipócrita si te dijera que no te echo de menos. Si no te contara que simulo conversaciones donde te pregunto ¿qué nos pasó, en qué momento nos perdimos? Pero, para qué, de nada serviría y el olvido llega mejor cuando creemos que alguien ha vuelto a ocupar nuestro lado de la cama.
Se me agolpan estos días tantas ofensas que nos hicimos, que te hice. Daños gratuitos en nombre del mal llamado, amor propio, puñetazos al aire en nombre de un ego desmedido.
Y cuando te pienso, créeme, solo puedo desearte toda la luz y amor del mundo. Es muy triste el daño que nos hemos causado, y ante eso, solo puedo ofrecerte un arrepentimiento sincero.
Gracias por aparecer en mi vida y enseñarme tanto. Por darme y contagiarme tantas veces, tus ganas, tus fuerzas, tus abrazos. Me consta todo lo que me amaste y lo que yo te he amado y solo espero que una vez pasado el tiempo, podamos recordar nuestra historia como se merece.
Como yo te recordaré a ti por siempre, en un rincón de mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario