Nada guardan ya mis labios
ante el silencio de los tuyos
y mis ojos vuelven a sonreír
y mis ojos vuelven a sonreír
sin el cortejo de tu mirada.
Mi brillo ahora es más sereno
y una luz, aún tenue
desde la paz que a veces me atropella,
me recuerda que a pesar de ser tu nada,
soy mi plenitud y mi dicha.
Sucedió que te fuiste a otro universo
y decidiste guardarme en un lugar llamado nada,
porque allí es donde debo estar.
Porque todo lo que fuimos,
quedó reducido a nada.
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