sábado, 3 de septiembre de 2016

Agosto.















Me envuelve agosto, contundente, inconsolable,
sin gestos gratos de fortuna entre mis horas.
fingiendo paz en su silencio hasta la música,
que llora en versos las carencias que se guarda.

Quedé sin sueños que robar al calendario
ni duendes locos que se presten a escuchar
mi voz inquieta de campana confundida
que solo anhela cobijarse en sus designios.

Camino frágil con nostalgias persistentes
y enfilo a ciegas mi montaña de propósitos
obviando errores que palpitan en mi sangre.

Quizás mañana, en mi discurso, sentiré
que agosto brilla por la ausencia de recuerdos
que solo fueron vino exiguo de mi cáliz.



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