lunes, 15 de septiembre de 2025

Cicatrices

 







    Si, te escribo a ti para escucharme a mí y probablemente ese siempre fue un reto mi vida. La necesidad de ser escuchada y entendida. Dejar mi impronta de alguna manera en otros seres humanos. Creo que este deseo no es nada pueril, sino el el anhelo de cualquier persona, relacionarse a través de la palabra, los abrazos, las miradas, los besos...

    Crecer y experimentar junto a otros el tránsito de la vida.

    Por eso, confieso que en esta etapa de soledad, (no siempre escogida) con días que suceden sin un susurro que te diga, “tranquila, lo estás haciendo bien” sólo me queda la opción de ser valiente.

    Atreverme a mirar en el reflejo del espejo a  esos ojos que me perdonan y ya dejaron de juzgar.

    Ahora, desde mi propio auto-perdón, sólo deseo no caminar a solas mucho tiempo más. Que el universo sea indulgente conmigo y no me haga esperar demasiado. Sé que este está cultivando mi paciencia, que necesito aprender a amar mejor, que cualquiera no se merece todo lo que tengo para dar. Que todos los amores no merecen ser vividos.

    Mientras tanto, agradezco lo que la vida me ha dado; historias que me hicieron vivir intensamente, pero que tuvieron que marcharse porque así estaba escrito. Mi amor de madre que renueva sus votos una y otra vez en cada desencuentro con mis hijos. Los amigos, aquellos que se fueron porque cumplieron su misión y los que siempre permanecen, porque son ya parte de tu familia.

    Y concluyo diciendo, que no sería quien soy, de no haber sido herida de muerte en tantas batallas y que mis cicatrices son los más bonitos tatuajes de mi piel .Solo me queda lucirlas con orgullo por todo lo que he amado.





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