martes, 16 de febrero de 2016

El tiempo.















El tiempo se detiene agazapado
y enmudece esperando tu regreso
como un niño anhelante de caricias
se envuelve en los vestigios de tu olor.

La nostalgia se encumbra hacia mi boca
y dibuja el perfil de este delirio
como un eco perenne y sin retorno
de gestos desnutridos por la ausencia.

Mis pasos son tan torpes sin los tuyos,
que se proclaman huérfanos del aire
mientras suplican sobras de esperanzas.

El amor no prescribe ni caduca
en esta voz gemela que te alude
prendiendo a cada instante para ti.






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