y lloverán las horas impacientes
de tanta soledad,
recrearé un santuario del adiós
que sacrifique mis axiomas
con el incienso de la despedida.
Como si nunca hubiera amado
antes de ti
cuando tuve otras primaveras
brotando de mi boca,
como si esta piel con raíces
no hubiera sido nunca
paraje de caricias.
Latidos que perfilan desamores
sin poemas futuros
que extrañen el silencio de mis ojos.
La vida se detuvo por instantes
a tu paso.
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