Vicente Antón Vives
Pesa tanto mi amor por ti
como un cuerpo de hombre sin vida.
Nunca sabrás amarme como yo te amo
porque yo te amé primero.
Lo tuyo es más que amor empatía.
Nunca he sido alérgico a tus besos.
Por eso no dejes de besarme.
Nunca he sido lo que pretendía
pero siempre me he esforzado por ser yo mismo.
La vida como el agua se te resbala por los dedos si no aprendes a bebértela de un trago.
Si las lágrimas se compraran a peso, como el oro, no habría pobreza en la tierra.
Me muerdo y me sabe a sangre. Me muerdes y me sabe a gloria.
Carmen Jiménez
Llegas como un riachuelo azucarado
a los surcos sedientos de mi boca
y anegas con tus ojos las tristezas
que lloran por la ausencia de tus besos.
Investigas las ropas que me cubren
en busca de vestigios de naufragios
y me inventas desnuda de razones
volátil y translúcida en su núcleo.
Te muestras pertinaz mientras cosechas
un firmamento lleno de sonrisas
en este campo estéril y vacío
de futuros posibles y anhelados.
De manera innombrable te pronuncio
porque intuyo que escuchas con el alma
el afecto que brota silencioso
de estas manos que escriben sin permiso.
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