A veces, observar la lluvia al otro lado de la ventana relaja el alma e invita a la tranquilidad, pero ahora, en estos instantes en que el agua golpea con furia sobre el asfalto, me pregunto por qué llueve tanto en esta calle gris mientras yo me siento tan deshidratada e incapaz de germinar en mí el aliento de la vida.
Y no quiero explicarme porque estoy así, no quiero porque lo intuyo y silencio mi voz a propósito, no vaya a rebelarse desde el rincón donde la encierro para sobrevivirme.
Si dejara a mis palabras en libertad, estas te buscarían para susurrarte lo mucho que te anhelo sin huellas ni aroma en mi piel que te ameriten.
Quizás yo también estoy en medio de la tormenta, como esta calle gris que no conduce a ninguna parte. Quizás mañana salga el sol y mde alumbre una vez más.
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